Puede parecer raro y escandaloso, pero el porno es, a día de hoy, una de las
fuentes de ingresos más importantes en la economía
mundial, siendo un elemento mediático más dentro de la nueva concepción
cultural de la sociedad.
Cines, museos, teatros… Nada le puede hacer sombra al porno. Desde casa, el trabajo, la
facultad, gracias a los smartphones y
al 4G todos podemos consumir porno en
alta definición y lo más importante, gratuitamente.
Pero ¿cómo se transforma este mundo de placer en un negocio? Solo tenemos que echar un
vistazo a nuestro alrededor para obtener la respuesta.
Das una patada y encuentras 3 sex shops por metro cuadrado
en las grandes capitales, todo el mundo tiene derecho a darse un poquito de
amor, y que mejor manera de hacerlo que con un juguetito bueno, bonito y
barato. Si aún no te has decidido a introducirte en este mundo del auto placer,
te invito a que leas nuestra entrada sobre juguetes sexuales.
El ámbito de la cultura está siendo invadido por todo tipo
de manifestación pornográfica o erótica, ¿quién no ha oído hablar de las 50 sombras de Grey? (Si eres un bicho raro y es este tu caso
visita nuestra entrada "Ayer y hoy en la literatura erótica" )
Con su consiguiente adaptación al cine, claro está, porque como bien dice el
refranero popular “ una imagen vale más
que mil palabras” y en cuanto al sexo se refiere, más aún. No es igual leer
sobre las tórridas aventuras de nuestra ya mejor amiga Anastasia Steele, que ver todo lo que le hace el
degenerado de Grey, a gran tamaño y con una magnífica resolución.
Y es que el porno da para mucho, ¿soy yo o cada día hay más
espectáculos centrados en el erotismo y en enseñar carne? Tómese como ejemplo
el show “The Hole”, en su página web lo presentan como
“Un show fresco y descarado, mezcla de
Teatro, Cabaret y convertido en un Club. Todo tiene cabida aquí; números de
nuevo burlesque, musical, comedia y sobre todo ¡mucha fiesta! Divertido,
elegante, provocativo, canalla y muy sensual. Una experiencia inigualable y
nunca vista antes en Madrid”.
Y desde
luego que cumplen con todo lo prometido, no falta el morbo, la sensualidad, la
diversión y sobre todo el negocio.
The
Hole te ofrece todo este espectáculo de antiguo cabaret por el módico
precio de 12 euros (la entrada más barata), e incluso en Barcelona cuenta con
un menú de raciones y cócteles por si te entra hambre durante la función.
Hablando de comida, ¿qué me dicen de la comida afrodisíaca? Que sí, que todo el mundo conocemos el poder de las ostras (y más gracias a esta entrada de nuestro blog),
pero no son pocos los restaurantes que incluyen en sus cartas un menú especial
para subir la lívido de cualquiera. Eso sí, mejor no mirar mucho la cuenta y
pagar con tarjeta, que sino el calentón se baja rápido.
Y es que todo ser humano es posible objeto de negocio, por
naturaleza nos encanta consumir y si encima es algo que satisface nuestros
instintos más primarios mucho mejor.
¿Quién no ha visitado alguna vez una web porno? Quien diga que no, miente, ya
que desde la más temprana adolescencia, primero por curiosidad y más tarde por
necesidad (aunque muchos lo llamen vicio) somos consumidores potenciales de
pornografía y/o erotismo.
Internet supuso un boom en este mundillo, ya que se pasó de
las revistas y películas, con los costes que conllevan, a un mundo nuevo lleno
de posibilidades, con una normativa muy blanda, mucho público y sobre todo un desembolso
mínimo.
Las webs de pornografía brotaron como setas, los anuncios de compañía
ocupaban todos los banners y raro era el enlace que no te descargaba una
película X.
Con el paso de los años esta euforia descendió, los profesionales
del sector copaban el mercado y aunque contaban con millones de visitas
diarias, no conseguían renovar el negocio. Hasta que surgieron las páginas de
amateurs o aficionados, gente que con tan solo una webcam e internet en
casa montan un negocio, podríamos llamarles “los emprendedores del sexo”, ya que por cuenta propia y asumiendo
el riesgo que conlleva montar un nuevo negocio en tiempo de crisis, se lían la
manta a la cabeza y deciden probar fortuna.
Pues bien, raro es que le salga mal
el negocio ya que ¿quién no quiere ver a la vecina del quinto ligera de ropa, o
al amigo de tu ex novio montándoselo en el trastero de su casa?
Esta nueva
forma de porno se basa fundamentalmente en la cercanía y naturalidad, son
personas normales y corrientes, nada de modelos espectaculares. Puede ser tu
vecino/a, desde su habitación, el que te ayuda a darte amor. Y eso vende mucho,
tanto que son numerosos los casos de gente en paro que decide dedicarse al
mundo del porno amateur.
¿Aún tenemos alguna duda sobre el poder económico de la
industria del porno? Y es que señores, si no salimos de la crisis es porque no
queremos. A grandes males, grandes soluciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario