martes, 5 de noviembre de 2013

Un breve paseo por las revistas femeninas

Somos como somos debido a nuestra educación, a nuestros valores, nuestra moral, y, especialmente, dependiendo de la época en la que nos toca vivir. Nuestro sexo (y con eso me refiero a nuestro género, la casilla que siempre da para broma cuando hay que rellenar los formularios) también importa, porque ¿a santo de qué son tan distintos los contenidos que beben desde pequeños los hombres de las mujeres?

¿Por qué las mujeres necesitan obtener una información que saciar con revistas? Y es que necesitan, al contrario que los hombres, alguien que les diga mensualmente cómo vestir (ya lo decía Oscar Wilde, la moda es tan fea que hay que cambiarla cada seis meses) qué talla deben tener, o cómo han de maquillarse y peinarse para parecerse a tal famosa. Y aún peor, cuando todo eso se acaba, deciden leer sobre la celulitis que tiene Katy Perry en traje de baño. Señores ¿a alguno se le ha pasado por la cabeza buscar en una revista sí a Cristiano Ronaldo se le marcan las lorzas cuando va a la playa? Si ya lo dicen, que los hombres son de Venus y las mujeres de Marte (¿o era al contrario?).

Y, como no podía ser de otro modo, desde aquí hemos decidido analizar una de nuestras secciones predilectas y que siempre aparece en cualquier revista femenina que se precie, la sección relativa al sexo. Porque ¿quiénes seríamos si una redactora o redactor no nos explicase las posturas que debemos llevar a cabo para llegar al culmen de la satisfacción? Parece que los hombres, sin embargo, tocados por una varita mágica, no lo necesitan, porque ya lo aprendieron desde su mismísima concepción. Afortunados ellos, que no tienen que leer chorradas escritas en papel barato para satisfacer a su pareja. 

Empezaremos con una de las revistas preferidas de las chavalitas que rondan las preciosas edades de los 11 a los 15 años. La Loka, que, como la extinta Superpop (RIP) ha pasado a mejor vida con esto de la crisis. Pero en mi época causaba sensación y se vendía al módico precio de 1,80 euros aproximadamente, a menos que fueras de Canarias, Ceuta y Melilla, pues entonces tenías que pagar un plus. "Mario CasasNos pegamos a su culo" "Pasa del frío y caliéntate con los tíos más cachondos" eran algunos de los estupendos titulares que podían leerse en sus portadas. "Aprende a conocer tus zonas erógenas" "Cómo realizar felaciones" (¿en serio?) "¿Y si no llego al orgasmo?" o "Cuidado con el VIH y las enfermedades de transmisión sexual" (algo con lo que de verdad debería concienciarse más a la juventud) eran sólo páginas extras en revistas donde lo que de verdad acaparaba la atención era si Orlando Bloom estaba bueno sin camiseta o qué había que hacer para entender a tu novio. Sin meterme en que sí esa me parece o no una temática propia de una revista adolescente diré que ya de por sí estas enseñaban bastante desde un principio. En un mundo donde las revistas nos indican que la más popular es la que mejores felatios hace a sus compis del insti luego nos llevamos las manos a la cabeza con los embarazos adolescentes. Hipocresía barata, vaya.





Pero lo más curioso es que la mujer madura y la sección no cambia. Parece que sólo tenemos una redactora (o redactor) "experto/a" en sexo en el país que lleva dando consejos  en estas publicaciones durante años y años y años. Cambia lo in, lo out, se ponen de moda las faldas de ganchillo, ¡di adiós a las plataformas! Los famosos van y vienen, pero la sección de sexo permanece. Maduramos, comenzamos a comprar la Glamour, o la Vogue, y nos damos cuenta de que la sección es siempre la misma. "Esta noche Tickling. La moda de hacerle cosquillas eróticas a tu pareja está llenando de diversión las camas de todo el mundo". "¿Has probado el footjob? Consiste en un masaje erótico a un hombre utilizando sólo los pies" Y me pregunto ¿es necesario? ¿Alguien lo lee? ¿Lo pone en práctica? ¿Se disfruta más del sexo porque es lo trendy, porque nos lo dice la revista, igual que nos dice que tenemos que ir al gym o comprarnos un vestido de Lacoste? 
Cuando los hombres comiencen a interesarse por esta clase de contenidos, (Dios no lo quiera, pobrecillos, mejor que las mujeres se desinteresen por ellos) y los chicos en los colegios y los hombres en el trabajo lean sobre cómo hacerles masajes eróticos a sus parejas utilizando sólo los pies, entonces creo que al fin empezaremos a hablar de igualdad sexual. 

Ada Nuño

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