martes, 26 de noviembre de 2013

Las prácticas sexuales más peligrosas...

Cuando se nos va la mano... (y rezamos porque sólo sea la mano)


Las prácticas sexuales peligrosas (las cuales mencionábamos en una entrada anterior, sobre la literatura erótica a través de los tiempos) están a la orden del día, y nuestro país podrá estar atrasado en muchas cosas, pero en materia de sexo no queremos ser menos. Son aquello de lo que nadie se atreve a hablar, exceptuando bajo las sábanas, pero muchos sí a probar. Tal vez sea el morbo. Tal vez la novedad. El problema está en encontrar la línea que separa la diversión del peligro, pues en ocasiones es una línea muy fina, prácticamente invisible.

Sin ir más lejos las visitas al médico se han incrementado pues muchos varones han cogido la costumbre de introducirse objetos extraños, no diseñados para las prácticas sexuales, por la uretra. Hace aproximadamente un año, en Granada, tuvieron que extirparle el pene a un hombre por lo mismo. Sí, has leído bien, y no, no queremos ni podemos imaginarnos el dolor. Pero ¿A qué se debe el incremento de este tipo de juegos peligrosos? ¿Se está perdiendo, quizá, un tabú?

Asfixia erótica: Una de las prácticas sexuales más mortales. Su propio nombre lo indica, no hay que ser muy avispado para saber de qué trata. Se puede hacer solo o en pareja, impidiendo la propia respiración o la de la pareja en cuestión. Uno se obstruye las vías respiratorias tapándose la cabeza con bolsas de látex, o atándose una corbata alrededor del cuello, cualquier cosa que sirva para la semiestrangulación. Como en sí la cosa no parece tener mucha gracia nos imaginamos que, a cambio de tanto sufrimiento boqueando cual pececillo, el orgasmo debe ser algo así como una supernova explosionando. Pero ¿a qué precio?


Entre los famosos muertos por esta práctica están David Carradine (más conocido como el Pequeño Saltamontes y por sus películas de artes marciales), Michael Hutchence (cantante de la banda australiana de rock INXS) o el artista gráfico de cómics independientes Vaughn Bode

David Carradine


Pero la asfixia erótica, aunque la más normal, no es la única, ¿quieres oír sobre algunas más? Aquí te las dejamos...

Sadomasoquismo: tipiquísima, sobre todo ahora con el fenómeno de Cincuenta sombras de Grey parece que ha dejado de ser tabú. Pellizcos, quemaduras, o latigazos son lo más típico en esta práctica, donde ambos miembros de la pareja deben de estar completamente de acuerdo y han de respetarse las reglas. "Saber cuándo decir basta". Una variante del sado es la lluvia dorada, que consiste en que la pareja orine en las partes genitales de su pareja sexual.

Formicofilia: Se busca placer colocando insectos sobre los genitales.

 Vampirismo: La extracción de sangre con agujas, cuchillos o golpes. Este es más bien un raro trastorno mental caracterizado por la excitación sexual asociada con una necesidad compulsiva de ver, sentir o ingerir sangre. Aquí entran personajes de la talla de Vlad Draculea (conocido más bien por inspirar al Conde Drácula de Bram Stoker) o la Condesa Elizabeth Bathory, aristócrata húngara que asesinó a 650 campesinas para bañarse en su sangre y mantenerse joven.




Hirsutofilia: Relacionada con arrancarse el vello púbico. (Esta parece más bien inofensiva, aunque bastante dolorosa).

Bug Chasing: Esta práctica sí que es de traca y creo que te exigen un coeficiente mínimo (el de un vegetal, concretamente) para llevarla a cabo. Resulta que la moda ahora es infectarse con el VIH, osease, buscar gente con el virus de la inmunodeficiencia y tirártelo para ver si tú también te contagias. ¡Qué chuli!


Tras leer sobre todas ¿tú con cuál te quedas? ¿Qué opinas sobre ellas?

1 comentario:

  1. Pero, pero... ¿Qué salvajismos son estos? ¡Tengo a La Paqui sentaica aqui a mi lado y no da crédito de estas cosas!

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